23|05|2017

OTRO BASTARDEO A LA INSTITUCIÓN ASEGURADORA Y A SU IMAGEN

“Pasa, todo pasa”, decía el axioma que pretendió instalar el inefable don Julio Grondona, aunque (cosas de la vida…) una lamentable desgracia familiar lo hizo renegar de ese aserto.

Pero muchos se han quedado con ese “pasa, todo pasa”, y frecuentemente lo citan como expresión de deseos equivalente a: “no te preocupes, son cuestiones temporarias”,

Craso error, al menos si se pretende aplicarlo al mercado asegurador argentino, en el cual algunos males son tan eternos como los laureles que supimos conseguir.

¿Dice usted, estimado lector, que no está de acuerdo? Opinión respetable, pero que nos permitimos contradecir, al menos en el caso que nos proponemos abordar.

Vamos al tema: entre el lunes 15 y ayer, nuestro país asistió a la maravillosa experiencia del “hot sale”, término impuesto por los anglófilos, a los cuales no les parece adecuado manifestarse en nuestra hermosa lengua castellana. “Gran venta” o “gran barata”, no les suena elegante, ¿viste?

Tres días maravillosos para que todos los habitantes tuviéramos oportunidades para gozar de descuentos “únicos”, o de dejarnos llevar por la onda publicitaria y vernos tentados a comprar bienes superfluos. En fin, así son las cosas, y así cabe aceptarlo. Pero…

Pero…una cosa es comprar un lavarropas, un celular, un colchón, un pasaje, etc. Y otra es contratar un seguro. No cabe ningún tipo de comparación, por supuesto.

Y esto nos obliga a caer en varias obviedades, a modo simplemente de resumen:

  • Puntualizar que el precio del seguro surge -básicamente- de un cálculo actuarial que armoniza la frecuencia y la intensidad de la siniestralidad prevista ante un evento determinado, fijando el quantum correspondiente, para que la masa a recaudar sea el puro equivalente matemático del riesgo a asumir.
  • Que ese precio (prima), debe ser aplicado por las aseguradoras, previa autorización de la Superintendencia de Seguros de la Nación, y -entre otros condicionamientos- que esa prima no puede ser “abusiva o arbitrariamente discriminatoria” (art. 26 de la ley 20091).
  • Que, consecuentemente, las fluctuaciones que el mismo (el precio) pueda sufrir, deben serlo sólo en función del eventual cambio de algunos de dichos parámetros (frecuencia/intensidad). No hay espacio aquí, entonces, para “promociones” en función de meros episodios comerciales, que apunten a incrementar las ventas.
  • En materia de seguros, la mayor penetración debe llegar -racionalmente- a través la debida ilustración a la comunidad, explicando “qué es el seguro” y cómo funciona su mecanismo técnico/económico y de comercialización. Y esto no se da en el mercado, porque las aseguradoras no dedican ni siquiera el 1 % de sus egresos para ese cometido (sí para publicidad); las Cámaras empresariales del sector y las Asociaciones de productores, tampoco; y la Superintendencia de Seguros desde el 2015 abandonó la única herramienta que existía en esta materia: el Programa “El Seguro va a la escuela”, basándose en minucias políticas. Si algún lector requiere más detalles en esta materia, lo invitamos a leer nuestro análisis publicado hace casi dos años.

Los casos concretos

Puestos en tema, digamos que una importante aseguradora, ingresó en este perverso juego de las promociones, ofreciendo durante los tres días del hot sale, descuentos de entre el 20 y el 31 % en diversas coberturas. Se trata de La Meridional, empresa que no sólo está violando la normativa sobre primas (artículo 26 de la ley 20091 y Reglamento de la actividad aseguradora), sino que en su último balance (31/12/16) declara una pérdida técnica de $ 367.121.000 (10 % de su primaje neto) y un déficit de $ 175.177.000 en el balance general del ejercicio 2015/16 (16 % del primaje).

Y a ello debemos sumarle la violación de la clara prohibición contenida en el art. 26 que mencionamos precedentemente, en cuanto a la prohibición de primas “arbitrarias o discriminatorias”. Porque ¿qué criterio aplicó para que hasta el domingo 14, el seguro sobre un bien determinado costara $ 100.-; que sobre idéntico riesgo el lunes 15, martes 16 y miércoles 17 el asegurado que aprovechara “la oferta” abonara $ 80.- o $ 69.- (recordemos que los descuentos oscilaron entre el 20 y el 31 %); y que a partir del jueves 18, los que se incorporen pasarán a abonar $ 100.-? No sólo una grave transgresión legal, sino también una burla a la técnica aseguradora; un mensaje equívoco hacia la comunidad para que ésta siga tomando al seguro como una mera mercancía sujeta a cualquier toma y daca; una competencia desleal con las restantes aseguradoras; una actitud impropia de una aseguradora de nivel internacional; etc., etc.

Y por si todo esto fuera poco, digamos que un productor asesor, Carlos Maximiliano Pazos, matrícula 57.741 y su empresa, Compara y Ahorra SRL (matrícula 1.311), aunque en internet se presenta como “aseguraronline.com Compañía de Seguros (sic), se sumó a la movida, y también entró en hot sale, ofreciendo las promociones del caso. Una actitud tan vergonzosa como la de Meridional.

Por supuesto, en ambos casos tratamos de comunicarnos para escuchar los argumentos que quisieran esgrimir, pero el intento quedó frustrado. En la  aseguradora parece que las líneas telefónicas y su conmutador no están programados como para que alguien pueda comunicarse, salvo que sea “de la casa”. En el caso del PAS sí pudimos conversar con un par de empleados, pero ante la ausencia del titular optamos por enviarle un mail, ofreciendo incluso el inmediato contacto a través de nuestro celular. Sin respuesta a este momento…

Por separado presentamos las pruebas correspondientes a lo que venimos exponiendo.

Algunos antecedentes

Volvamos al inicio de nuestra nota, para retomar aquello de que en nuestro ámbito, no es cierto que “todo pasa”. De hecho, basta ingresar en internet para comprobar que las “ofertas, promociones y descuentos”, están a la orden día.

Y como para ratificar que “todo viene pasando desde hace rato”, para los lectores interesados en ahondar el tema, hemos rescatado tres documentos de nuestra firma.

  • Hace casi 27 años (el 27 de diciembre de 1990), denunciamos un acuerdo celebrado entre una aseguradora líder y un banco correntino, en virtud del cual otorgaban a los asegurados descuentos de entre el 17 y el 33 % en sus coberturas del ramo Automotores, simplemente porque habían lanzado una formidable “Promoción fin de año”. Y nos preguntábamos entonces: “Por este camino, ¿adónde vamos? ¿Qué le pasará al mercado en el futuro, si hoy la empresa privada que lidera el ranking de primas, acude a este tipo de “argumento” de venta? ¿Y qué imagen de nuestra Institución recibe la comunidad cuando se le hace creer que “el precio” del seguro se basa en “promociones” ligadas a una circunstancia estacional y no a la relación con el riesgo amparado? 
  • Hace aproximadamente 12 años, allá por los ´90, señalábamos que “llegaron a nuestro mercado los vientos de la renovación (válidos y necesarios en algunos aspectos), que instalaron también en la plaza a algunos “marketineros” que prácticamente desplazaron a los  responsables de las áreas técnicas, en gran cantidad de aseguradoras. Y aparecieron entonces las costosas publicidades que, so pretexto de la “modernización”, en realidad escondían propósitos de dumping casi explícitos, y paralelamente, se presentaba al seguro como una mercadería más. Pero debemos confesar que concluíamos con este grave error: “Tengo la convicción de que, indudablemente y como sucede en otras cuestiones que hoy en día nos agobian como “modas globalizadas” -y por consiguiente receptadas por algunos como verdades reveladas-, llegará el momento en que desaparecerán estas actitudes impresentables. La simple lectura de la historia nos recuerda, desde hace milenios, cómo le llegó el turno de desaparecer a “los engendros temporales”. En lo puntual que nos ocupa, ha sido suficientemente demostrado que el seguro tiene una lógica inmodificable. Por consiguiente, estos advenedizos (evito la debida expresión “ignorantes” o “malintencionados”, por una cuestión de elegancia…), en algún momento serán borrados del mapa y las aguas volverán a su cauce.
  • Y para no aburrir, cerremos el repaso histórico con este otro documento, escrito hace poco menos de 11 años, en el cual decíamos que “Esta ponencia aporta un documento que pasó desapercibido en nuestro mercado: una promoción que “premia” la contratación de un seguro para el hogar, con el regalo de UN SET DE PIZZA.” Y finalizábamos así: “Por ello debo confesar, cada vez con mayor preocupación, que no observo en nuestro mercado acciones concretas para acabar con esta práctica nefasta. Lo debatimos en Congresos, queda registrado en entrevistas y notas en las publicaciones especializadas, la rechazan especialistas, empresarios y hasta autoridades públicas pero… palabras…palabras…palabras… Aseguradores argentinos que priorizan el marketing: ¡a las cosas! A seguir subiéndose a las más modernas tendencias de nuestra actividad a nivel mundial. Y a minimizar la peregrina idea de un viejo escriba (el suscripto) que hace más de quince años imaginó que algún día llegaría como anexo al seguro un “set conteniendo un pan dulce y una botella de sidra”. Grave error. Las actuales restricciones presupuestarias obligan a ajustar los costos y a reducir ese set, a simples recipientes contenedores de pizza y a los pertinentes utensilios. Y que al contenido (léase: la pizza propiamente dicha), la pague el asegurado.

¿Y ahora?

Y ahora, ante este caso vergonzoso, volvemos a exponer esa problemática ante todo el mercado pero, principalmente, ante la Superintendencia de Seguros de la Nación, con uno de cuyos principales funcionarios hablamos largamente ayer sobre este tema puntual. En consecuencia, podemos aseverar que ayer mismo el tema había sido puesto en el escritorio de los principales actores del Organismo. Sólo cabe esperar, entonces, que este caso pueda constituirse en el clímax (punto más alto o culminación de un proceso), y que se llegue a ejemplares sanciones, marcando un rumbo que, en definitiva, es lo que espera la inmensa mayoría del mercado (aseguradoras, PAS, instituciones, profesionales, etc.) que quiere cumplir sus respectivas funciones en el marco que demanda una Institución Aseguradora en función de los legítimos intereses de su único destinatario: la comunidad.

O dicho de otra manera, un poco más elíptica, pero quizás más eficiente: que de una vez por todas CAMBIEMOS (sin hacer de ello una mención política).

Desde nuestra siempre inocente impronta juvenil, una vez más decimos: Amén.

Raúl Jorge Carreira

raul@contacto-asegurado.com

Fuente: http://www.elseguroenaccion.com.ar